Si estás siguiendo otro método de meditación pero te das cuenta que no te funciona, puede que te ayude lo siguiente.
Esta página describe la principal razón por la que, al nivel de inicio, puede que su experiencia no esté despegando.
En resumen, tiene que ver con el hecho de estar bloqueado en una modalidad en concreto de la mente, sin ni siquiera darnos cuenta de ello. Así pues, comenzaremos con el examen de los estados mentales.
Uno de los conceptos más útiles que se ha derivado del mapeo de los estados de conciencia de Clairvision es asimismo uno de los más sencillos: la conciencia mental ordinaria. La conciencia mental ordinaria (o CMO, abreviadamente) es justo lo que experimenta la gente de nuestros días durante su estado de vigilia normal. Es su modus operandi de pensar ordinario – su acostumbrado flujo de pensamientos.
La CMO tiene mucho que ver con la mente discursiva. ‘Mente discursiva’ es otro vocablo útil, a la vez que autoexplicativo. La mente discursiva es la parte de nosotros que lleva un diálogo interior, errando incesantemente de uno a otro tema. En otras palabras, es el continuo bla, bla, bla… dentro de la cabeza.
Cuando se forman personas en el mapeo de los estados de conciencia, la metodología de Clairvision consiste en hacerles identificar los ‘sabores’ de distintos estados. ¿Cuál es el sabor de la conciencia mental ordinaria? Muy sencillo. Es el que se siente dentro de la cabeza en este mismo instante.
Cuando se comienza un camino de meditación y autoexploración, quizás una de las cosas que más cueste darse cuenta, sea que la conciencia mental ordinaria no es sino una frecuencia – una banda minúscula del inmensamente vasto espectro de los estados de conciencia.
En teoría, esto suena bastante sencillo. Entonces, ¿qué es lo que tiene de difícil?
La dificultad proviene del hecho de que la CMO y su mente discursiva constituyen todo lo que la gente ha estado experimentando desde la más temprana infancia. No tienen virtualmente ninguna referencia de ningún otro estado..
Los niños pequeños tienden a pensar en imágenes. Entonces, bastante antes de los 10 años, entra en juego la mente discursiva. Cambia el sabor de la conciencia del estado de vigilia. La CMO comienza a rigidizarse. Para la mayoría de personas se desvanece gradualmente la habilidad de pensar en imágenes. El diálogo interior, ‘pensando en palabras’, se hace el modus operandi constante de la mente. La CMO está ajustada.
Ahora bien, aquí está lo que se precisa entender. Cuando la gente trata de conceptualizar los estados de conciencia, como los que se consiguen en meditación, tiende a imaginarlos como variaciones de la conciencia mental ordinaria.
Por ejemplo, cuando se intenta descifrar en qué consiste la visión sutil (i.e. no física), la gente se imagina que las percepciones visuales van a superponerse sobre su CMO.
Y este es el principal motivo por el que no les funciona. En la medida en que estemos en la CMO, no se verá… nada. La CMO es completamente ciega a las realidades espirituales. Sencillamente las deja en blanco.
Lo mismo se aplica a los estados de meditación. Los estados de meditación no son una mera ampliación de la conciencia mental ordinaria. Tienen lugar a distintos niveles. Antes de que puedan emprenderse los estados de meditación debe haber un dejarse ir, mediante el cual se desvanece la CMO.
Aquí, de nuevo, la principal dificultad consiste en que, para la mayoría de la gente, la CMO supone todo lo que se conoce. Es su única referencia. Se ha convertido en la forma en que se definen a sí mismos, como en el adagio de Descartes, “Pienso, luego existo”. En la medida en que esto se rigidiza, no hay espacio para nada más.
Si toda la vida se ha vivido en una jaula, entonces la jaula ya no es una jaula. Es todo el universo.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Para empezar, comprender. Lo que estamos buscando con la meditación no va a llegar a la CMO, ni siquiera mediante la CMO. Se requiere un cambio en el ‘sabor de la conciencia’.
Por eso ‘intentar’ o concentrarse van contra el flujo de la meditación: la forma en que normalmente nos concentramos, o intentamos esforzadamente, es mediante una implicación mayor de nuestra mente ordinaria. Cuanto más esfuerzo pongamos en intentarlo, más constreñida estará la mente ordinaria. Que es lo contrario de lo que se precisa para la meditación.
Y puede verse por qué el tema de ‘dejarse ir’ es central para un buen número de caminos espirituales. Lo que necesita dejarse ir es la CMO, como prerrequisito para la experiencia espiritual más elevada..
Ahora, veamos una instrucción de meditación como: “Hágase consciente de la respiración en los orificios nasales”. No significa, “Piense en sus orificios nasales”. Solo quiere decir, siéntalos. Lo cual puede hacerse con poca o ninguna implicación de la CMO.
“Solo sea consciente”, en realidad, no es tan fácil como suena. Significa sentir más allá de la CMO. Muy sencillo, desde luego, aunque sencillo y fácil sean dos cosas completamente distintas.
Así pues, ¿qué hay que hacer? Dejar de intentar.
Pero, ¿qué hace la CMO cuando oye dicha instrucción? Intenta no intentar, lo cual podemos fácilmente deducir que no va a funcionar.
Una cosa que hay que entender aquí es que dejarse ir de la CMO no es saltar en la nada. Hay principios de claridad silenciosa, que se desarrollan mediante la meditación y que van a reemplazar gradualmente a la CMO. En el trabajo de Clairvision es el ‘espacio interior’. Al comienzo, espacio interior puede parecer algo vago especialmente a la CMO pero a medida que se intensifique nuestra meditación, se convertirá en un estado cada vez más tangible. Uno que puede reemplazar activamente a la CMO.
El problema es que la CMO no puede engranar activamente el espacio interior. El espacio interior debe activarse por sí mismo.
El espacio interior es extraño a la CMO. Dejada a su albedrío, la CMO puede encerrarse con facilidad en sus propias rutinas, y hacer muy difícil que emerja nada que no sea ella misma.
De ahí el valor de atender un curso de meditación, en lugar de tratar de aprender meditación por cuenta propia.
En tanto en cuanto estemos intentándolo por cuenta propia, existe una alta probabilidad de que nos rija la CMO, manteniéndonos confinados dentro de su propia ‘banda’. En cambio, cuando atendamos un curso nos encontraremos inmersos en diferentes espacios, y podremos tener una sensación de sabores de conciencia más allá de la conciencia mental ordinaria.
Una última cosa sobre los sabores de conciencia: tienden a pasar de persona a persona como si fuera por ósmosis. Que es el motivo por el que, en un camino de meditación, un maestro puede ahorrarnos una gran cantidad de tiempo.